JUAN NOTARIO CANOVAS

Nuestro querido Cristóbal Cózar Estévez, fundador y mantenedor de esta maravillosa página de Facinas, navegando por las galaxias de Internet, encontró en un epistolario de José Antonio Primo de Rivera el texto de una tarjeta dirigida por éste a  Juan Notario Canovas a Facinas.

Tuvo Cristóbal la atención de comunicármelo y pedirme parecer para ponerla en esta página y, conservando yo  el original, se la envié  prometiéndole que trataría de escribir el por qué de esa correspondencia y,  cuya historia, incluye un acontecimiento en el año 1925 importante para Facinas.

  Esta es la historia:

    Notario (así le llamaban todos) tuvo la suerte de ser destinado a Cádiz para cumplir el servicio militar, y fue asignado al Gobierno donde tenía la residencia el  general Gobernador de Cádiz y provincia, a la sazón D. Miguel Primo de Rivera. Notario comenzó haciendo guardias hasta que un día fue llamado por el teniente auxiliar con el que colaboraba en ocasiones en tareas de escritorio y le dijo que le acompañara al despacho del teniente coronel ayudante. Así lo hizo sin saber de lo que se trataba hasta que éste le ordenó que se sentara y escribiese lo que le dictara el tenienta auxiliar, quién le entregó papel y pluma . Fue un dictado largo, y cuando terminó le puso otro cuestionario con algunas preguntas de geografía, historia y problemas de matemáticas. Terminó pronto y lo entregó. El teniente coronel  se tomó tiempo para ver el examen, y una vez que comprobó los resultados le llamó y le dijo: -te felicito, Notario- Entró en el despacho del general y cuando volvió, preguntó a mi padre si sabía contabilidad a lo que contestó afirmativamente añadiendo que había hecho el curso de Teneduría de Libros y llevaba la contabilidad del comercio en el que trabajaba. Volvió a ver al general y cuando salió le espetó: supongo que te gustará no hacer más guardias: -lo que V. ordene mi teniente coronel- contestó. –Bien,  el general quiere hablar contigo y te llamará pronto, quizás dentro de unos días. Ahora   puedes retirarte y vas a ponerte a las órdenes del teniente auxiliar que tiene trabajo para ti- Durante varios días estuvo disfrutando en la oficina porque el teniente,  que ya conocía su caligrafía, le puso una prueba para letra redondilla y le mandó rotular y ordenar legajos del archivo.

 

   La entrevista con el general.
  
   Por fin  el teniente coronel ayudante le llamó a su despacho y le preguntó si estaba preparado y sabía  presentarse, a lo que contestó afirmativamente. -Mi general está aquí Notario- dijo el ayudante, y el general les hizo pasar. Después del saludo de rigor  le dijo que se sentara y comenzó bromeando, quizás para que se relajara, y le espetó: -De modo que tú eres Notario, claro, con razón escribes tan bien- Y continuó: -Te vas a venir conmigo y, por lo que me han contado de ti, no se te escapará  que se trata de un puesto de absoluta confianza porque verás, escucharás e incluso  escribirás cosas que tendrás que tener en absoluta reserva. Estoy informado de que eres un chico muy responsable  ¿qué dices? 

    -Puede tener la certeza, mi general, de que será como quiere vuestra excelencia- 

   El general contestó: -así lo espero, Notario, ya he ordenado que te instalen una mesa en la antesala del teniente coronel ayudante a cuyas órdenes directas estarás, y que alguien te acompañe al sastre para que te hagan dos uniformes que son los que usarás aquí en el Gobierno Militar. En la calle para pasear y tal vez para algún asunto mío particular, vestirás de paisano. Y eso es todo por el momento ¿qué te parece?- Notario contestó nervioso:

  - Muchas gracias mi general, estoy muy contento, y le aseguro que  su excelencia también lo estará conmigo. No le defraudaré-

  -Eso está bien, chico, puedes retirarte.

  Y ese fue el comienzo de unas relaciones que llegaron a ser afectuosas entre la familia Primo de Rivera y mi padre,  siendo precisamente con José Antonio, mayor de los hermanos y por el que ha surgido esta historia, con el que tuvo menos trato pues le conoció con doce años y estaba ya  con sus tíos en Madrid estudiando el bachillerato. Venía  en vacaciones y algún fin de semana o fiesta. Cuando tuvo más tiempo para hablar con José Antonio era en Jerez, adonde el general le llevaba con frecuencia.

   No tardó mucho el general en decirle que se quedara en su propia casa quitándole de dormir en el cuartel y pronto se relacionó con la servidumbre y con la familia. Recuerdo que mi padre hablaba con cariño del ama de llaves y de los niños y sobre todo de la tía que les cuidaba desde que faltó su madre Dª Casilda Sáenz de Heredia cuando José Antonio solo tenía cinco años. Pero su predilecto era Fernando, el más pequeño, hasta el punto de que al ser asesinado  cuando comenzó la guerra, se le oía repetir:

 -¡Que lástima de Fernandito!-

Miguel fue el único que se salvó porque lo reservaron para intercambio con un hijo del General Miaja, en poder de las tropas de Franco. 
                                                                                                   
   Notario le había tomado mucho afecto a D. Miguel y a la familia por su comportamiento con él, y se interesó en saber de sus antepasados. Contaba que  el  primer apellido PRIMO  era de un general romano nacido en España  a comienzos del siglo I cuando aún vivía Jesús con sus padres, la Virgen María y S. José,  en su casa de Nazaret.

   Y, refiriéndome  concretamente a D. Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, marqués de Estella y Duque de Primo de Rivera, Capitán General del Ejército y Grande de España, fue uno de los más destacados militares de todas las épocas. Mi padre decía que fue el mejor.
      
    Cuando llegó a Cádiz, en 1915, tenía 45 años y llevaba dos de general de división, categoría que correspondía entonces a este Gobierno Militar, y en el año 1917 fue destituido  por discrepancias con el gobierno acerca de la sangría que suponía la guerra de Marruecos y pedir la devolución de Gibraltar a cambio de Ceuta y Melilla, en el discurso de ingreso en la Academia Hispano Americana de Cádiz.

     En esta fecha de la destitución, mi padre ya estaba licenciado pero continuaba a las órdenes del general porque  le pidió que se quedara con él unos meses en su casa de Jerez hasta que le ordenara las cuentas y papeles que le indicó. Naturalmente pagándole un sueldo. Mi padre aceptó pese a que sus deseos eran volver a Tarifa y trabajar en lo suyo e ir preparando su establecimiento en Facinas tal como le había prometido su jefe, D. Francisco García Sillero.

    Al licenciarse le dijo el general: -siempre respeté que no quisieras ser militar cuando te quise ascender a cabo porque estaba seguro y lo estoy de que hubieras hecho carrera en  el Ejército, pero ahora que te licencias, el Teniente Coronel ha dejado constancia de tu comportamiento y preparación para ocupar puestos de mando y anotado en tu hoja de servicios mi informe personal, porque  quizás algún día te sirva, o cambies de opinión.

     Notario le contestó: -se lo agradezco muchísimo, mi general, pero mi vocación es el comercio y ahora tengo la ilusión de llegar a mi pueblo para comenzar a preparar mi autonomía estableciéndome por mi cuenta.

     -Lo sé, Notario, y te deseo éxito, pero si alguna vez cambias, no dejes de ponerte en contacto conmigo.

 

   LA TARJETA POSTAL DE JOSÉ ANTONIO


   En primer lugar he de aclarar que en el epistolario encontrado por Cristóbal existe un error ya que la fechan en Madrid el 25 de septiembre de 1925 y lo cierto es que la tarjeta carece de lugar de expedición y de fecha  Transcribo textualmente la información que tengo de un historiador: “En la página 1.106 de la última edición de obras completas de José Antonio Primo de Rivera: Instituto de Estudios Políticos, 1976) figura el texto de una carta dirigida por éste –en 1924 o 1925—a Juan Notario Canovas” Tal vez el error se deba a la fotocopia dificultosa (de las primeras) que envíé Sin embargo en el matasellos de Correos de Facinas se ve con claridad el día 26 y el año 1923, no así el mes, que está muy confuso según se observa en la tarjeta auténtica que tengo el gusto de insertar. No podía ser en 1925 porque ya llevaba un año licenciado y cuando escribió estaba “de lleno” en el servicio militar según escribe él mismo.


          

     Está claro que fue escrita en el año 1923 en marzo o mayo ( me inclino por 26 MAR 23) en cuyo caso sería desde  Barcelona cuando aun estaba cumpliendo el servicio militar en el regimiento Santiago en el que ingresó en el año 1922 después de acabar la carrera de abogado con 19 años a cuyos estudios accedió con una marcada vocación y aunque desde pequeño se negó a ser militar, sí se preparó para oficial de complemento terminando en Madrid en el Regimiento de Húsares de la Princesa en el que prestó servicios hasta que se licenció en el año 1924 siendo su padre Presidente del Consejo de Ministros (En la foto que inserto se observa con el uniforme de oficial de Húsares durante el relevo de la guardia en el Palacio Real.

 

    

       En el año 1924 se licenció y  dedicó un tiempo a perfeccionar y ampliar los estudios de Derecho hasta que abrió  bufete un año después. Desde que era un niño decía: “quiero ser abogado para defender a los obreros víctimas de las injusticias de los poderosos y a los jóvenes pobres que aun teniendo talento no se les da oportunidad para estudiar”

ENTREVISTA,  EN EL PUERTO DE FACINAS, CON  EL CAPITAN GENERAL  PRIMO DE RIVERA, PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS.

         Juan Notario, se estableció en Facinas precisamente a principio de 1923 el mismo año que consta en la tarjeta de José Antonio, quizás contestación a la que mi padre le escribiera en la que, entre otras cosas, le comunicara el cambio de residencia ya que la tarjeta está dirigida a Facinas.          

         En el verano del año 1925  -si mal no recuerdo, en el mes de julio-    recibió mi padre la orden de que el día y hora señalados se encontrara en la bifurcación de Facinas –creo que fue el 19 al mediodía- para cumplimentar al Presidente del Consejo de Ministros que pasaba con destino a Cádiz procedente de Algeciras, y quería verle.
 
          Naturalmente, las autoridades y pueblo en masa se desplazaron al cruce en el ventorrillo de El Puerto de Facinas con bastante antelación para ver al Presidente del Gobierno. Cuando llegó la comitiva, entre vítores y aplausos, se acercaron alcalde, Vicente Vivas  y autoridades para cumplimentarle y cuando el general correspondió al saludo, él mismo, ante el asombro de la concurrencia, llamó a mi padre que, lógicamente se había quedado algo rezagado. Al llegar a la altura de él, se cuadró pero D. Miguel le extendió la mano  y le dio un abrazo. Le cogió del brazo y apartándose un poco de autoridades y multitud, le preguntó por su situación a lo que le contestó que le iba muy bien en todos los aspectos: en el familiar ya tenía la primera hija (mi hermana Antoñita) con unos cuantos meses y respecto del negocio le dijo que iba prosperando. En resumen, que estaba muy contento en Facinas. D. Miguel le volvió a repetir que no dejara de acudir a él si lo necesitaba. Afortunadamente, nunca tuvo que recurrir al general.

           Lo narrado es lo que yo sabía por mi padre, pero muchos años después estando en Chiclana conocí a un militar retirado quien precisamente iba en el séquito cuando la visita a Facinas, y por él supe que el General le pidió que se fuera con él y le hacía oficial, pero “ rechazó una vez más el ofrecimiento” El general comentó: “tiene muy claro cual es su vocación y, por supuesto, que no ha nacido para ser militar, y es de respetar”     

            Conozco muchas anécdotas que me han contado algunos que fueron compañeros de mi padre, entre ellos, (El Ceacero) que le cuidaba los caballos al general, y el que fue cocinero, Pedro Millán, al que visité en Jaén en su famoso restaurante. Incluso en Cádiz, el propietario del Bar Madrid, un señor muy mayor. Todos me hablaron  de mi padre y el general. 

              He querido ser muy somero para no cansar al lector, pero puesto a escribir,  no puedo extractar más.

                                                Cádiz, Enero de 2007

                                 JUAN ANTONIO NOTARIO RONDÓN